Antes y Después del lanzamiento
El proyecto se desarrolla en varias etapas. En la fase piloto, se alcanza un nivel básico de precisión para reconocer una nueva base de productos, en una o varias categorías. Los empleados de la tienda reciben una capacitación sobre cómo trabajar con la tecnología en el centro de pruebas, realizar visitas de acuerdo con las nuevas normas y acumular contenido fotográfico. La red neuronal empieza a reconocer mejor los productos en las góndolas. Los primeros resultados proporcionan al cliente información fiable sobre los niveles reales de aplicación de los KPI básicos: OSA y OOS. Se consigue gestionar eficazmente los indicadores en el territorio de prueba, y se va formando la confianza en el proceso.
En caso de éxito, el proyecto pasa a la fase de implantación: el número de participantes en el ecosistema aumenta a cientos o miles, y la base de datos de fotos aumenta a cientos de miles, o a millones de imágenes SKU. La ampliación de la lista de KPI, su personalización, la eliminación de fallos en las cadenas de trabajo del personal, la gestión del cambio, el soporte técnico... todo ello convierte el producto en un servicio SaaS en todo su sentido. Ahora los servicios se prestan por suscripción, y la empresa que los desarrolla recibe pagos recurrentes.
Durante este periodo, conviene centrarse en el crecimiento, y no ir más allá de las métricas básicas relacionadas con la distribución de los artículos del producto, su disponibilidad en los anaqueles y la participación en la categoría. De lo contrario, el cliente se arriesga a retrasar el lanzamiento "sobre la marcha", lo que podría provocar pérdidas innecesarias para la empresa.
Una vez que la tecnología de reconocimiento de imágenes está implantada en su totalidad, y el servicio de ventas confía y se apoya en los datos obtenidos a través de la tecnología, comienzan la tercera etapa: la explotación de beneficios adicionales.
Su principal tarea es automatizar las métricas y los procesos más complejos como prioridad para un determinado fabricante de bienes de consumo masivo. En la mayoría de los casos, se trata de medir el nivel de cumplimiento de los planogramas (normas de disposición de los productos), el seguimiento de los precios y el análisis de la competencia. Pero también hay peticiones únicas. Por ejemplo, la lectura del catálogo o la digitalización de las categorías de productos en una tienda.